La Guacamaya Verde (Ara militaris) es una especie de ave que enfrenta una importante presión antrópica como ave ornamental o mascota;, se encuentra en la lista de roja de la IUCN de especies amenazadas con la categoría Vulnerable (VU)  y por lo tanto, se deben ejecutar acciones que busquen el mejoramiento de sus poblaciones y mitiguen los factores que afectan su estabilidad dentro del ecosistema.
El Libro rojo de especies amenazadas del departamento de La Guajira, ubica a esta especie en la Sierra Nevada de Santa Marta, en la reserva forestal protectora Montes de Oca, en la serranía del Perijá y en la serranía de la Macuira, en la alta Guajira. El presente estudio busca iniciar estudios en la reserva forestal protectora Montes de Oca, por ser este espacio un área natural protegida en la cual se deben iniciar acciones de conservación de la especie, según el plan de manejo propuesto para la reserva.
Con miras a iniciar acciones para la conservación de la guacamaya verde, se define el presente proyecto que busca, entre otros objetivos, el desarrollo de campañas educativas en las principales instituciones educativas de los municipios dentro o cerca de la Reserva forestal Montes de Oca, con el objeto de sensibilizar a los niños y jóvenes en el tema de conservación; también se busca divulgar información sobre el proyecto a toda la comunidad, para que no participen en el proceso de compra o venta de especies en plazas de mercado y carreteras; por último, se busca obtener información sobre la biología, ecología y poblaciones de Guacamayas en la reserva forestal Montes de Oca mediante un programa de monitoreo al interior de la misma.

Las guacamayas tienen una gran demanda en las tiendas de mascotas y se exportan en gran número, legal o ilegalmente.Son animales muy sociables y especialmente inclinados a demostraciones afectivas ya que resienten mucho la soledad, pero no son muy sociables con aves de otras especies.

Se encuentran entre las aves más inteligentes que existen y poseen una memoria excepcional. Se les puede enseñar a remedar el hablar. Si se tienen en buenas condiciones y no se les priva de la compañía de otra guacamaya o de su dueño, pueden fácilmente superar los setenta años.